Según cifras del Observatorio Colombiano de Feminicidios, en 2022 se registraron 614 feminicidios, de los cuales, 233 fueron perpetrados por personas conocidas de las víctimas, en su mayoría los ex compañeros sentimentales o miembros de su núcleo familiar. Ante este panorama, Andrea Ascuntar, directora del programa UDiversidad de Unisalle, explica que históricamente ha existido un “sistema de creencias culturales que hace que muchos hombres naturalicen la violencia hacia sus parejas”, precisando que, “una persona que puede abusar, maltratar o asesinar a una mujer no necesariamente tiene el aspecto de un monstruo, ni ha sido víctima de abuso o maltrato como suele justificarse”.
Existen algunas características y señales que podrían ayudarte a identificar el perfil de un potencial abusador, como el ejercer control sobre su pareja o algún familiar: “comienza a controlar tu manera de vestir; a criticar la forma en la que te expresas; tus gustos musicales, tus amistades y hasta la manera en la que te relacionas con algunos miembros de tu familia. Esa es una primera señal de alerta”, afirma Ascuntar.
Así mismo, detalla que estas personas, ante la imposibilidad de asumir la responsabilidad sobre sus comportamientos agresivos e impulsivos, se victimizan y justifican sus acciones bajo el argumento de que “me tocó una vida difícil”, “sufrí maltrato” o que la figura paterna y materna siempre estuvo ausente. Otro de los rasgos, es su cambiante estado de ánimo: “de un extremo agresivo, pueden pasar a mostrarse como la persona más comprensiva, afectuosa o cariñosa. De aquí nace esa imagen disímil que tenemos del hombre que maltrata con una mano pero con la otra acaricia”, advierte.
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Así mismo, una señal de alarma es cuando de manera previa, se conoce que el hombre ha sido violento con su excompañera o sus amigas. Entre otras de las características, Ascuntar destaca el complejo de inferioridad, el querer ser reconocidos por sus buenos actos, ser el centro de atención, el narcisismo, sus comentarios machistas, misóginos o expresiones negativas de sus exparejas.
Finalmente, Andrea hace una invitación a apoyarnos, a escucharnos y tener empatía entre mujeres; “a hacernos sentir presentes frente a una posible situación de abuso, maltrato o cualquier situación que esté viviendo una compañera. Es una invitación a estar alertas a la primera señal y denunciar”.
