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Día Internacional de la Diversidad Biológica

Día Internacional de la Diversidad Biológica: “Del acuerdo a la acción: reconstruir la biodiversidad”

Por: Laura Cuervo, directora del Programa de Biología, ECBA

Desde que fue proclamado en diciembre de 2000 por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el 22 de mayo se conmemora el Día Internacional de la Diversidad Biológica, el cual tiene como objetivo "informar y concienciar a la población y a los Estados sobre las cuestiones relativas a la biodiversidad". Este año, el tema de este día es: “Del acuerdo a la acción: reconstruir la biodiversidad”. Y es que el panorama no es nada alentador: según la ONU, la actividad humana ha alterado el medio ambiente terrestre en un 75% y el marino en un 66%, y cerca de un millón de especies de animales y vegetales están en peligro de extinción. Si bien se suele pensar que la diversidad biológica se refiere sólo a la diversidad de especies, lo cierto es que este concepto abarca diferentes niveles que se conectan entre sí, desde los genes hasta los ecosistemas. Si tenemos en cuenta que un nivel de diversidad incluye al anterior y hace parte del siguiente, podremos darnos cuenta de que, por ejemplo, la pérdida de una especie conlleva a la pérdida de la diversidad genética que se encontraba en esa especie, y así mismo, afecta la diversidad de la comunidad y el ecosistema en el que vivía. Esto se vuelve aún más crítico si comprendemos que la humanidad depende para su subsistencia de todos los niveles de diversidad biológica: la diversidad genética es la base de la diversidad fenotípica, esencial para la selección de características de interés en agricultura o ganadería, como resistencia a enfermedades y una mayor productividad. La diversidad de especies, por ejemplo, de plantas, es esencial para el descubrimiento de compuestos útiles para el tratamiento de enfermedades. A su vez, la diversidad de comunidades y ecosistemas es fundamental para los servicios ecosistémicos, como la regulación del clima, la polinización, el abastecimiento de agua y materias primas, las actividades recreativas y el turismo. Por lo tanto, hablar de reconstruir la biodiversidad es hablar de garantizar la supervivencia de la humanidad.

Sin embargo, más allá de pensar en los beneficios que nos aporta la biodiversidad, para poder entrar en acción y reconstruirla, quizá sea momento de tener presente el llamado del Papa Francisco I en su encíclica Laudato si - Sobre el cuidado de la casa común, donde afirma que “cuando se habla de biodiversidad, a lo sumo se piensa en ella como un depósito de recursos económicos que podría ser explotado, pero no se considera seriamente el valor real de las cosas, su significado para las personas y las culturas, los intereses y necesidades de los pobres”. Quizás también sea momento de recordar nuestra biofilia, ese concepto que Edward O. Wilson acuñó en su libro del mismo nombre y podría entenderse como el “amor a los seres vivos”. Quizá sea la biofilia la que nos guíe en ese camino para reconstruir la biodiversidad: el entender que los demás los seres vivos tienen derecho a existir, más allá de que representen un beneficio o no para los seres humanos: porque todos merecemos vivir en nuestra casa común.

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