La pandemia de COVID-19 obligó a un cierre abrupto de las instituciones educativas y a una rápida transición hacia la virtualidad. Por ende, esto significó un gran desafío para los maestros, quienes tuvieron que reinventarse y aprender a utilizar nuevas herramientas tecnológicas para continuar con el proceso de enseñanza-aprendizaje.
En este contexto, el cuidado pedagógico es fundamental para garantizar el bienestar emocional y social de los estudiantes; los maestros tuvieron que asumir un rol más integral, brindando apoyo emocional, creando espacios de interacción virtual seguros y fomentando la empatía en los estudiantes ante una gran incertidumbre. Por otro lado, a pesar de los desafíos, la virtualidad también ha abierto nuevas posibilidades para la innovación educativa y también, ha permitido ampliar el acceso a la educación, ya que ha eliminado las barreras geográficas y ha facilitado la participación de estudiantes que antes no podían asistir a clases presenciales.
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Según el decano de la Facultad de Ciencias de la Educación, Diego Barragán, el cuidado pedagógico se convierte en aquello que caracteriza al docente: “son en esos gestos de hospitalidad donde el (la) profesional de la educación se convierte en un (a) auténtico (a) maestro (a); se trata en una actitud de cuidado en la que, sin renunciar al rigor y a la exigencia se cuidad del otro, ese que hemos llamado estudiante y, a la vez, se cuida de la propia práctica. Tal cuidado exige un compromiso ético y político con la transformación social”.
En el Día del Maestro, es importante reconocer el esfuerzo y la dedicación de los educadores que hicieron frente a la pandemia con creatividad, compromiso y profesionalismo. Su labor ha sido fundamental para asegurar la continuidad del proceso educativo y para garantizar el bienestar de los estudiantes.
Gracias maestro lasallista
por ser luz