“…Este será el día de todas aquellas personas que han sufrido porque la peor de las tragedias humanas sucedió demasiado cerca de ellos…”, (Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP), 2003).
Con el inicio de este discurso, desde hace 20 años, cada 10 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Prevención del Suicidio, una fecha que busca crear conciencia, reducir el estigma y resaltar la importancia que tiene la promoción, la vigilancia y el cuidado de la salud mental.
De acuerdo con datos arrojados por la Organización Mundial de la Salud -OMS en 2021, se estima que “cada año se suicidan cerca de 700.000 personas, siendo la cuarta causa de muerte más común entre los jóvenes de 15 a 29 años”. Los países con mayor porcentaje de suicidios son aquellos de ingreso bajos y medios.
Pero, ¿por qué ocurre el suicidio? No hay una respuesta certera a esta pregunta por los factores multicausales que le acogen y que pueden variar de persona a persona. De acuerdo con diversas investigaciones científicas, además de que la edad se constituye en un factor de riesgo para cometer suicidio, otros elementos pueden incrementar la probabilidad de su ocurrencia; ser hombre es uno de ellos. En un contexto social donde persisten mitos como “los hombres no lloran”, la invalidación de las propias emociones y el uso de estrategias radicales, como lo es, cometer suicidio, son una elección primaria.
Más aun, los constituyentes individuales y sociales se suman a los modelos explicativos de la conducta suicida. Por ejemplo, el consumo de sustancias psicoactivas - SPA, tener un diagnóstico psiquiátrico o pertenecer a estratos socio económicos bajos y a minorías puede conducir a resultados adversos para la salud mental, incluido el comportamiento suicida.
Y es que pertenecer a grupos segregados por la sociedad lleva a una cuestión relevante: ¿importa de dónde provienen las personas? Recientemente, fue publicado una crónica denominada “Vaupés: número 1 en suicidios” (Hernández-Mora, 2023) donde relatan cómo la población joven, mujeres embarazadas, adolescentes y niños indígenas se quitan la vida o lo intentan en una proporción que doblan la media del país; la razón de ello, la economía precaria, medios de comunicación deficientes que aíslan a la población de otros territorios del país y dan lugar a una escasez de oportunidades y choques culturales.
No obstante, de acuerdo con un documento publicado por la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio - IASP, una respuesta efectiva para PREVENIRLO es la identificación de los factores de riesgo ya que permite detectarla en estadios precoces e implementar medidas adecuadas que impidan su desarrollo o progreso. Según información de Phama, et al. (2022) “la detección temprana ayudará a crear entornos protectores, apoyar a las personas en riesgo, enseñar habilidades de afrontamiento y resolución de problemas, así como, conectar de forma oportuna con los servicios de atención especializados”.
Teniendo en cuenta esto, el comportamiento suicida se puede prevenir implementando diferentes programas de prevención e intervención validados empíricamente y que, han demostrado, mejoran el bienestar psicológico y reducen la angustia (Brann, et al., 2021).
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Referencias bibliográficas
Hernández-Mora, S. [Revista Semana] (2023). Vaupés: número 1 en suicidios [Video]. Youtube. https://youtu.be/Gx2YmAd7X6c
International Association for Suicide Prevention (s.f.). History of world suicide prevention day. https://www.iasp.info/WSPD/about/
Organización Mundial de la Salud (2021). Suicidio. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/suicide
Pham, T. V., Fetter, A. K., Wiglesworth, A., Rey, L. F., Chicken, M. L. P., Azarani, M., ... & Gone, J. P. (2022). Suicide interventions for American Indian and Alaska Native populations: A systematic review of prevention strategies, logics, and rationales. SSM-Mental Health, 100139. https://doi.org/10.1016/j.ssmmh.2022.100139
Brann, K. L., Baker, D., Smith-Millman, M. K., Watt, S. J., & DiOrio, C. (2021). A meta-analysis of suicide prevention programs for school-aged youth. Children and Youth Services Review, 121, 105826. https://doi.org/10.1016/j.childyouth.2020.105826