El pasado 8 de octubre el presidente Gustavo Petro hizo público el acuerdo que firmó con la Federación Colombiana de Ganaderos (FEDEGAN) que consiste en comprar 3 millones de hectáreas para poder repartirlas a los trabajadores del campo. Su principal objetivo es cumplir el primer punto del acuerdo de paz.
El problema de la tierra está en la raíz del conflicto colombiano y por ello el primer punto del acuerdo agrario se centró en garantizar el acceso a la población rural que ha carecido de ella. La legislación agraria colombiana ha intentado corregir la situación que se ha caracterizado por la enorme inequidad en el acceso a la tierra, la baja productividad y la poca generación de empleo. Frente a ello se han promulgado leyes encaminadas a lograr una reforma agraria, pero sus resultados han sido muy insatisfactorios. Por ello, el actual acuerdo con Fedegan, en la vía de resolver esta problemática histórica de la tierra, ha generado una gran expectativa.
En conversación con Wilson Vergara, docente investigador del Observatorio Rural de la Universidad de La Salle, comprendimos que el acuerdo actual se clasifica como ‘histórico’ por los objetivos que plantea y las metas pactadas, sin embargo, el reto también está en que los campesinos reciban una extensión de tierra compatible con la medida de la Unidad Agrícola Familiar (UAF), la cual permite a las familias del campo colombiano vivir de manera digna.
Por lo anterior, el experto señala que este acuerdo debe ir más allá de solo una repartición de tierras, pues asegura que, para garantizar este cumplimiento y poder avanzar en el acuerdo, es necesario un capital básico para el agricultor que incluya buenas vías de acceso, asistencia técnica, capital de trabajo como lo son los créditos, entre otros componentes.
Otro punto importante que menciona Vergara, es que, “la ganadería produce poco empleo por hectárea mientras que los pequeños agricultores pueden sacar más beneficio de esta compraventa. Según la UPRA existen 40 millones de hectáreas en ganadería cuando solo deberían existir ocho millones”, por eso, este cambio que el presidente decidió tomar implicaría un estudio y ajustes de la tierra y el suelo.
Finalmente, existe una pregunta que se hacen la mayoría de los colombianos frente a este acuerdo y es ¿cómo se van a financiar estas tierras? Por su parte, Vergara señala que, “si se habla de costo beneficio, el país debería asumir este gasto ya que es mayor el costo de una guerra o de la pobreza. Entonces, pienso que el gobierno de Petro tiene que trabajar en el hecho de cómo hacerle entender a la sociedad el por qué debe haber una reforma agraria en Colombia y establezca unas bases claras para hacerlo”, además, agrega que una buena reforma agraria podría ser un hecho histórico que lleve a solucionar de raíz el problema, garantizar la paz y potenciar el desarrollo económico del país.
