La frontera tiene una extensión de 2.200 kilómetros y por años ha sido testigo de diferentes vínculos culturales y económicos, y que ahora con su reapertura se verán nuevos cambios; según la docente Suelen Castiblanco, del programa de Negocios y Relaciones Internacionales de la Universidad de La Salle, en términos sociales “habrá un avance muy positivo pues durante los siete años que la frontera estuvo cerrada trajo muchos impactos a negativos como el tráfico de personas y la explotación sexual, con este hecho se espera que haya un mayor control en la zona,” explica la docente.
Otro punto muy importante es la seguridad en la zona, según las autoridades colombianas, en territorio fronterizo hubo un aumento de bandas delincuenciales luego del cierre, en donde se pasó de la presencia de tres bandas criminales a trece grupos que operan actualmente en el sector. “Se puede ver que con esta decisión existe la posibilidad de un trabajo conjunto de los dos países para controlar el contrabando, el narcotráfico y la trata de personas”, comenta la docente.
En términos económicos pronto habrá unos cambios mínimos con los pequeños comerciantes de la zona en donde se verá un reflorecimiento de la actividad comercial que ha probado ser parte de la economía fronteriza, en particular la nortesantandereana. Sin embargo, los cambios macro tardarán un poco más debido a diferentes aspectos, por ejemplo, el hecho de que Venezuela tenga dos monedas y que algunas empresas venezolanas están reportadas en la lista Clinton serán un obstáculo”, asegura la docente.
Esta reapertura ya permite el tránsito vehicular y comercial en los puentes internacionales y también se han reactivado los vuelos comerciales entre ambas capitales. El presidente Gustavo Petro anunció que el objetivo es restablecer las relaciones y “reactivar unos intercambios que nunca debieron ser suspendidos”.
