La Alcaldesa de Bogotá, Claudia López, ordenó restringir el transporte en bicitaxis y mototaxis en la ciudad debido a que incumplen con ciertas normas establecidas y representan un riesgo para los espacios públicos. Por ello, el docente lasallista, Edder Alexander Velandia Duran, de la Facultad de Ingeniería y experto en el tema explica la situación.
En Bogotá hay más de cuatro mil personas que trabajan en este servicio de traslado que lleva aproximadamente quince años y es considerado como una alternativa de transporte de última milla, es decir, el último trayecto que toman los usuarios a una corta distancia. Su inicio consistió solo en el uso de triciclos (bicitaxis) sin motor, que no registraban ningún peligro, pero todo cambió cuando se comenzaron a incrementar los traslados en mototaxis sin ningún tipo de controles, un transporte con motor.
Respecto “en el año 2017 la Universidad de La Salle brindó un apoyo al Gobierno con la Resolución 160 del Ministerio de Transporte, desarrollando una identificación de los vehículos y especificando cuáles eran los documentos y las condiciones de circulación. Se determina que los triciclos pueden seguir transcurriendo con normalidad si son de pedaleo humano y teniendo un motor eléctrico con unas condiciones específicas. Sin embargo, se afirmó que el motor de gasolina y las adaptaciones aproximadas a una moto generan un problema público ya que pueden ocasionar grandes problemáticas en los transeúntes y los usuarios por la velocidad, el riesgo que representa en los andenes y el uso de las ciclorutas”, afirma Velandia.
Finalmente, el investigador Velandia manifiesta, “se deberían implementar unas normas para llevar a cabo con efectividad el desarrollo de esta práctica que brinda un beneficio a los usuarios y a los conductores. Respecto a las declaraciones de la Alcaldesa, el término Ilegal no se debería aplicar en la situación, sino que deben brindar una transformación del transporte a uno que cumpla con las normas establecidas y que no se utilice motor”.
