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Las Doce Virtudes del Buen Maestro aplicadas a la modernidad

Sede Candelaria

El Papa Pío XII declaró el 15 de mayo de 1950 a San Juan Bautista de La Salle patrón especial de todos los educadores de la infancia y de la juventud, y patrón universal de todos los educadores. Desde esa fecha se le ha recordado por haber tenido una vida dedicada a la educación y una obra prolífica en el campo de la pedagogía. Nuestro fundador fue un impulsor de un sistema educativo innovador, que imaginó una escuela abierta a todo el mundo.

San Juan Bautista de La Salle escribió durante toda su vida los principios pedagógicos de nuestra institución, y en la obra las Doce Virtudes del Buen Maestro, escritas por el Hermano Agatón, se define y reflexiona sobre las virtudes que un buen educador debe tener al ejercer sus funciones. En nuestro podcast PrismaVoz hablamos con nuestros docentes sobre estas virtudes aplicadas a la modernidad.

La virtud del celo dice que es la motivación para continuar con una labor en todo momento. La virtud de la lesura es la que se inclina a utilizar la moderación, siempre sabiendo que todo lo que hagamos tendrá implicaciones positivas o negativas. El docente Robert Ojeda de la Facultad de Economía Empresa y Desarrollo Sostenible de Unisalle, explica por qué son virtudes sumamente valiosas para la educación de hoy en día: “siento que en la educación del ahora debemos ser apasionados por el saber y reflejar ese deseo de compartir el conocimiento con nuestros estudiantes, también siento que debemos ser siempre comprometidos con la excelencia académica”.

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Sebastián Alarcón, representante estudiantil de Unisalle, docente de ERE y prenovicio Lasallista, explica cuál es el camino que está tomando la educación lasallista en este tiempo, y cómo se pueden aplicar los principios de nuestro fundador. “Siento que la educación lasallista no solo se queda en la academia, trasciende hacia a la dignidad de las personas, y ahora la definiríamos como pertinente y que obligatoriamente debe responder a las necesidades del contexto, es así que vemos que el instituto lasallista busca transformar mundos”.

Otra de las virtudes del buen maestro es la paciencia, la cual dice que una persona paciente no se cansa ni se desalienta por repetir muchas veces y por largo tiempo las mismas cosas. La docente Nancy Molina, de laFacultad de Ciencias de la Salud de Unisalle explica por qué esta virtud es muy importante aplicarla en la educación de hoy en día: “en el momento actual es muy importante sobre todo la paciencia y es entender que todos somos diferentes y que las nuevas generaciones tienen particularidades que nosotros como maestros tenemos que conocer, por lo que es muy importante que nos acercamos a ellos, y pensar bien la forma en cómo les estamos enseñando”.

 

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