Desde este año se iniciaron las Cátedras internacionales ODS, un espacio organizado en alianza con 5 universidades de la Red Internacional de Universidades de La Salle (Bolivia, Brasil, México, Perú y Colombia). En la última sesión del primer semestre de 2021, los panelistas expusieron cómo abordar el problema del cambio climático desde la educación superior y cuáles deberían ser los puntos relevantes para tener en cuenta para lograr una transformación positiva.
Andrea Franco, docente de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales y parte del equipo organizador del evento, destacó la importancia de estos espacios de debate, pues consolidan la estrategia de colaboración internacional que busca encontrar puntos en común y así cooperar entre naciones. “Estamos involucrados en crear liderazgo desde la docencia y la educación para así ser parte de la solución de estos problemas”, afirmó. Desde la labor investigativa es importante apuntar a proyectos en donde se defina en cuáles objetivos de la agenda 2030 se va a trabajar. Y de este modo conseguir tres cosas: primero, visibilizar de forma clave los objetivos de desarrollo, segundo, posicionar los temas de la agenda y finalmente, aprovechar los espacios de interlocución con nuestras Universidades de La Salle en la región para pensar de manera conjunta las soluciones a problemas de desarrollo.
Patricio Quintanilla Paulet, rector de la Universidad de La Salle de Arequipa, Perú en su intervención introdujo el término de “ecoeficiencia” enfocándolo como el beneficio producto de la implementación de medidas sostenibles en una empresa. Su utilidad podría reflejarse en la ampliación de sus mercados, reducción de costos, mejoramiento de su posicionamiento en el sector del mercado y la preparación de los negocios para las normas venideras.
Por otro lado, Paulo Fossatti, rector de la Universidad de La Salle en Canoas, Brasil, enfatizó en la responsabilidad social que la humanidad debe incorporar de manera integral para cuidar de la vida, “donde tenemos una obra lasallista el entorno y la comunidad deben desarrollarse de forma integral e integradora” aseguró. Expuso que la academia debe trabajar con los gobiernos y sus comunidades pues es importante saber qué tipo de problema tienen las sociedades y de este modo plantear cómo se pueden desarrollar respuestas a los desafíos del siglo XXI.
Ahora más que nunca tenemos una generación con pensamiento crítico que ve las necesidades de la sociedad y no se queda de brazos cruzados. Por lo que la educación debe seguir gestionando y apoyando el aprendizaje, para que los estudiantes tomen un rol participativo, además, abrirles un nuevo panorama para no solo enfocarse en aspectos locales sino también internacionales que los lleve a pensar ¿Qué mundo le vamos a dejar a las futuras generaciones?
