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Haití: la mercenarización de la seguridad

En el artículo “Moïse, magnicidio y mercenarios publicado en el portal del instituto tecnológico autónomo de México, Foreign Affairs Latinoamérica, los docentes César Niño de la facultad de Economía, Empresa y Desarrollo Sostenible de la Universidad de La Salle; y Camilo Gónzalez, profesor auxiliar y director de Investigación de la Escuela de Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Sergio Arboleda, exponen la situación político-social que enfrenta Haití actualmente, y cómo el magnicidio del presidente, Jovenel Moïse, configura una inestabilidad política así como varias hipótesis sobre lo que sucedió. 
 
Presuntamente una muerte motivada por el monopolio de las armas y el control del territorio.

Sin duda, esta noticia generó una situación preocupante ya que el gobierno local informó a los medios de comunicación sobre la participación de mercenarios colombianos. Confirmando a su vez, que no era la primera vez que se involucran en asuntos internacionales. De hecho, se descubrió que los colombianos estaban brindando servicios de seguridad al ejército yemení bajo los auspicios de los Emiratos Árabes Unidos
 
“El uso de mercenarios contemporáneos responde a la tercerización de la fuerza y se basa incluso en la reducción de responsabilidades estatales en ejercicios armados, como violaciones de derechos humanos, entre otras”, señalan los autores.

“Si bien Haití ha sufrido convulsiones sociales, económicas y políticas desde su configuración como Estado más antiguo de la región, con la excepción del magnicidio de Vilbrun Guillaume Sam, en 1915, el asesinato de un presidente en ejercicio es atípico”, argumentan dentro de la publicación. Las suposiciones sobre quién fue el responsable de la acción, iban desde la condescendencia de sus enemigos políticos en Haití hasta el uso de mercenarios para interesarse personalmente en su muerte.

“Otra posibilidad es que el presidente Moïse tuvo que contratar mercenarios para protegerlo de su propio programa de seguridad. Ésta es una contradicción bastante lógica en el contexto de Puerto Príncipe”, apunta la investigación.
 
Para Haití, estas nuevas formas de seguridad serán complicadas, ahora que se puede ver que la protección está netamente reservada para presidentes política y económicamente poderosos, mientras que al mismo tiempo parece que sus rivales buscarán una forma rápida de deshacerse de ellos. “Así, la estabilidad política de cada país parece estar en manos del mejor postor”, deducen los investigadores.

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