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Noticias

Innovación, uno de los mejores recursos para combatir el Covid-19

La expansión de la pandemia por el mundo y la velocidad con que se ha propagado ha hecho de este uno de los más grandes desafíos de la humanidad en las últimas décadas. Combatir el COVID 19 y sus efectos se ha convertido en el mayor reto para los innovadores alrededor del mundo.

La innovación frente al Covid 19.

Wilson Acosta, docente-investigador de la Universidad de La Salle, destaca la rápida adaptación de algunas empresas que han salido al paso a la pandemia y han utilizado su músculo económico y sus ecosistemas de innovación para abrir convocatorias de financiación a innovadores y empresas que proporcionen soluciones para el tratamiento del virus o para la mitigación de sus efectos sociales. 

Muchas de ellas, incluso han hecho cambios en sus líneas de trabajo o en sus productos adecuándose para responder a la urgencia de producir elementos de bioseguridad, equipos médicos o insumos para el cuidado de los infectados.

El investigador de la Universidad de La Salle comenta que ante la necesidad de aportar soluciones la academia, en especial las universidades y centros de investigación han alineado sus baterías en diferentes frentes como:  el desarrollo de una vacuna, el perfeccionamiento o desarrollo de nuevos medicamentos que permitan reducir las tasas de mortalidad, la creación de pruebas más baratas, rápidas y confiables para la detección temprana y el desarrollo de modelos predictivos fiables.

Aporte de los jóvenes a la pandemia

Los jóvenes han hecho gala de sus habilidades innovadoras al punto que por cientos se registran las aplicaciones que proponen soluciones a asuntos tan diversos como detectar a partir de los síntomas la posible presencia del virus, generar espacios de ayuda entre vecinos para mitigar los efectos psicológicos del encierro, abrir espacios alternativos de formación a los formales y presenciales, entre muchos otros.   

“La sociedad afligida también ha comenzado a crear iniciativas desde sus hogares para expresar la solidaridad con los vecinos y para mitigar los efectos económicos y psicológicos del confinamiento. Las canastas con mercado en donde ponen los que tienen y toman los que necesitan y las serenatas desde el balcón para los vecinos”, comenta Acosta.

Formación de innovadores

Primero, es indiscutible que la innovación juega hoy un rol muy importante en todos los niveles de nuestra sociedad y constituye uno de los mejores recursos de los que disponemos para darle solución a los problemas que enfrentamos. Por esta razón, innovar es una competencia que no puede estar ausente en los currículos de formación de nuestros programas profesionales, pues como hemos visto, no hay disciplina ni saber desde el que no se pueda aportar.

Segundo, la innovación se muestra hoy como una vía ágil para resolver los problemas sociales. Las diferentes formas que adquiere (adaptativa, radical o disruptiva) o los sus resultados que genera (productos, procesos, organizaciones) deben contemplarse como válidas, legítimas y de alto valor.

Tercero, es posible innovar de forma aislada, pero hemos visto que las sinergias son las que producen mejores resultados. Wilson Acosta explica que asociarse para resolver retos permite que lo mejor de la diversidad y pluralidad emerja y que las ideas, talentos y recursos se combinen provechosamente. Por ello, tenemos que capacitar a nuestros jóvenes para el trabajo en equipo, para participar en las redes de conocimiento y para desenvolverse fácilmente en los ecosistemas de innovación.

Cuarto, el liderazgo ha sido el factor decisivo para proponer proyectos, hackatones, comunidades de innovación, y toda clase de iniciativas para mitigar los efectos de la pandemia. Reunir las voluntades, convencer a los financiadores, orientar a los pares, persistir frente a las dificultades son acciones propias de un liderazgo comprometido, transformador y distribuido sin el cual es imposible una exitosa gestión de la innovación.

Quinto, pero tal vez el más importante, los valores de la vida y la humanidad son los que han movilizado a miles de innovadores:  la valoración de la vida y el amor por los seres humanos; la solidaridad con otros a quienes ni siquiera se conoce; la responsabilidad ético-política de ser parte de la solución y; la esperanza de que unidos saldremos de esta. Formar en el valor de la vida y la humanidad será sin duda el sustrato básico para la construcción de una nueva generación de innovadores. 

Hoy estamos en medio de la pandemia.  El costo en vidas humanas es muy alto y aún desconocemos cuál será su magnitud final, las consecuencias económicas de la pandemia sin duda serán devastadoras, los efectos psicosociales también nos demandarán un enorme esfuerzo. No obstante, también de este episodio saldremos fortalecidos con nuevas visiones y actitudes que deberemos adoptar y sobretodo interiorizar. Todo esto dependerá en gran medida de la capacidad de aprendizaje que tengamos para hacer de esta crisis una fuente de nuevas oportunidades.

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