Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la innovación social puede ser definida como nuevas acciones o estrategias orientadas en mejorar las condiciones sociales y de vida de la población que habita la región, teniendo en cuenta la participación de las comunidades en la definición del problema, la identificación de sus posibles soluciones y la ejecución de las mismas.
Es aquí donde radica el componente más relevante de la innovación social en los territorios, puesto que para Alba Lucía Cruz, docente del programa de Trabajo Social de la Universidad de La Salle, “el primer punto es incluir a las comunidades haciéndolas parte del ejercicio. Nosotros estamos en Putumayo, estamos en la Guajira, estamos en el Meta, estamos en el Chocó, o sea, la investigación social que hace la Universidad es una investigación con pertinencia en las regiones y creo que es una apuesta, no solo por dar una mirada de la Colombia profunda, sino también por construir alternativas conjuntas con los habitantes del territorio”.
La Escuela de Humanidades y Estudios Sociales de la Universidad de La Salle cuenta con cuatro semilleros de investigación, entre ellos PAZ S.O.S, un espacio liderado por la profesora Alba Lucía en el cual se usa el arte con un enfoque narrativo en pro de la construcción de la memoria colectiva en zonas de alta conflictividad dentro del territorio colombiano.
Ante el trabajo que han realizado desde PAZ S.O.S, Cruz resaltó: “nosotros, particularmente, hemos acompañado el proceso de construcción del informe de la Comisión de la Verdad para temas de desaparición forzada en Uribe Meta, y acompañamos la elaboración del informe de la JEP en el macro caso de desplazamiento forzado para Cundinamarca, específicamente, en el municipio de Mosquera”.
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Este semillero resulta ser un claro ejemplo de innovación social ya que integra procesos investigativos, el relacionamiento directo con las comunidades afectadas y plantea desde el arte un espacio de reparación colectiva mediante la dignificación de las víctimas.
Finalmente, la docente lasallista habló sobre la importancia de que la educación superior en Colombia integre componentes experienciales más altos que permita “que los chicos que aprendan sobre investigación social no sean solamente los que tienen la oportunidad de estar en estos semilleros, sino que la formación investigativa, experiencial y reflexiva también haga parte de todos los currículos y programas académicos”.
