La Revolución Verde inició en 1960 en Estados Unidos y consistió en el aumento de la producción agrícola en ese país, para luego migrar a otros lugares en el mundo. Este cambio fue muy importante ya que su propósito principal era erradicar el hambre y la desnutrición debido a la escasez alimentaria de la época. Wilson Vergara, docente e investigador de la Facultad de Ciencias Agropecuarias y doctor en Agrociencias en la Universidad de La Salle, realizó un análisis sobre esta revolución y su impacto en el agro en Colombia.
Vergara afirma, “desde el año 1960 se implementó la revolución y quienes se beneficiaron de ella fueron los agricultores más educados, es decir, aquellos que tenían mayor tierra y eran más ricos, pues contaban con la ayuda de créditos y subsidios brindados por la Fundación Rockefeller, lo que significa que no fue un beneficio para todo el público. Recordemos que, en el caso de Colombia, el campesinado hace parte de la mayoría de los agricultores en el país y ellos fueron totalmente excluidos de dichos beneficios”.
En la actualidad, un gran número de los alimentos que se producen son derivados del modelo de la revolución. Sin embargo, con el tiempo se realizaron unas innovaciones que para muchos las denominaron “la segunda ola de la revolución verde” pues se crearon las semillas transgénicas. Anteriormente, el medio ambiente se adecuaba a las semillas y ahora, son las semillas las se acomodan al medio ambiente. Pero en términos económicos el modelo sigue siendo el mismo porque favorece solo a los grandes empresarios.
Wilson Vergara concluye, “el modelo tuvo ganancias indudables para la humanidad, pero debido a los enormes problemas ambientales y sociales ya no se ve como un modelo sostenible, ni seguro para el futuro, y tampoco garantiza la seguridad alimentaria, por eso es importante pensar en otros modelos alternativos más agroecológicos y sostenibles”.
